Fue una de la cinco puertas reales que daban acceso a la ciudad de Madrid y su función principal era la de recaudar impuestos y permitir, entre otras funciones, el paso de los pastores trashumantes y sus ovejas por la Cañada Real Galiana. De hecho, y si uno se fija, todavía existen los mojones en la misma plaza que indican su condición de vía pecuaria. Es interesante notar que la Puerta de Alcalá, como las demás puertas reales, tenía un horario de apertura y de cierre que empezaba al amanecer y cerraba la entrada y salida a las diez de la noche en invierno y a las once en verano.
Desde su construcción hasta nuestros días, ha tenido cinco restauraciones. La primera se llevó a cabo en el año 1869 y la última en 1993 cuando se instaló una cubierta de plomo nueva para sustituir a la antigua que estaba muy deteriorada. En la actualidad, la Puerta de Alcalá está catalogada como Monumento Historico-Artistico y es uno de los lugares más visitados de Madrid.
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